
Antecedentes
La historia de Montesa, una de las marcas más emblemáticas de motocicletas en España, comienza en 1944, en un contexto de gran escasez y dificultades económicas en la España de la posguerra. Pere Permanyer Puigjaner, un joven industrial de Barcelona, inició la transición de su empresa dedicada a la fabricación de gasógenos hacia la producción de motocicletas, un sector que presentaba grandes oportunidades debido a la falta de transporte motorizado accesible en el país.
La Industria del Gasógeno
El gasógeno, un dispositivo que permitía utilizar combustibles vegetales como cáscaras de almendra para generar gas y así mover vehículos, fue crucial durante la Segunda Guerra Mundial y la posguerra en España. Con el país aislado y enfrentando una severa escasez de carburantes, este sistema se convirtió en una solución vital para mantener en funcionamiento automóviles, camiones y generadores eléctricos.
Pere Permanyer, con un sólido trasfondo en el negocio familiar de importación de carbón, aprovechó sus conocimientos y el auge de la demanda de gasógenos para establecer su propia empresa de fabricación de estos dispositivos en Barcelona. Sin embargo, hacia 1944, al vislumbrarse el final de la guerra y el eventual retorno del suministro de carburantes convencionales, Permanyer decidió diversificar su negocio, previendo que el gasógeno pronto se volvería obsoleto.
Los Inicios de Montesa
En 1944, gracias a la amistad con Josep Antoni Soler i Urgell, conocido como «Jasu», y la colaboración de Francisco X. Bultó, un apasionado del motor, Pere Permanyer decidió iniciar la fabricación de motocicletas en sus talleres de Barcelona. El primer prototipo se basó en una Motobecane B1V2GR38 y empezó a circular por las calles de Barcelona a finales de octubre de 1944. A pesar de los primeros contratiempos, como una avería durante una prueba de regularidad en 1945, el equipo no se desanimó y continuó perfeccionando el diseño.
Expansión y Consolidación (1945-1947)
El esfuerzo y la dedicación dieron sus frutos en 1945 cuando se inició la producción en serie de las primeras motocicletas Montesa. El primer modelo, denominado A-45, fue presentado en la Feria de Muestras de Barcelona en junio de 1945. Este modelo contaba con un motor de 98 cc y se ofrecía en varias versiones, incluida una con suspensión trasera.
A medida que la producción crecía, también lo hacía la reputación de Montesa en el ámbito deportivo, logrando importantes victorias en competiciones nacionales e internacionales. En 1947, se formalizó la estructura empresarial con la constitución de Permanyer S.A. de Industrias Mecánicas, consolidando a Montesa como un pionero en la fabricación de motocicletas en España y marcando el inicio de una era de crecimiento y éxito en la industria automotriz del país.
Montesa no solo se destacó por la calidad de sus motocicletas, sino también por su espíritu innovador y su capacidad para superar las limitaciones impuestas por un contexto económico y político difícil, llegando a ser una marca referente en el mercado nacional e internacional.


De las primeras competiciones internacionales a la fábrica de la calle Pamplona
En 1948, F.X. Bultó decidió que Montesa participara por primera vez en una competición fuera de España, eligiendo el «Tourist Trophy» de Assen, en Holanda, una de las pruebas más prestigiosas del calendario continental. La prensa española cubrió ampliamente el evento, destacando la preparación de cuatro motocicletas para la carrera de 125cc. Los pilotos, entre los que se encontraban figuras como Paco Bultó y Leopoldo Milá, se sortearon las motos antes de partir.
En 1950, Montesa alquiló un edificio en la calle Pamplona, nº 89, de Barcelona para establecer una nueva fábrica, que ofrecía mayores posibilidades de expansión. Ese mismo año, también alquilaron oficinas en la calle Ausiàs March nº 113. En este periodo se introdujo el innovador modelo D-51, con un motor X-48/49 «Montjuic» que se había probado en competición desde 1948. Este motor, aunque prometedor, fue finalmente desestimado por dificultades técnicas. Sin embargo, este modelo marcó un hito al presentar un depósito redondeado, lo que llevó a Montesa a adoptar el color rojo como símbolo de la marca.
En 1951, el nuevo modelo de Montesa fue presentado en la Feria de Muestras de Barcelona. Esta motocicleta, equipada con una horquilla telescópica y frenos mejorados, obtuvo una victoria destacada en el Rally de Andorra con Leopoldo Milá al mando. Además, la marca participó en competiciones internacionales como los 6 Días Internacionales de Varese, Italia, donde Bultó y Guillermo Cabestany lograron medallas de bronce.
La Impala y la fábrica de Esplugues (1959-1963)
En 1959, Montesa y Bultaco, la nueva marca creada por Paco Bultó, se enfrentaron por primera vez en el XV Gran Premio de Montjuic. Montesa logró la victoria en un emocionante duelo entre Juan «Tey» Elizalde y Johnny Grace de Bultaco, aumentando la competencia en el mercado.
Montesa experimentó un éxito deportivo significativo, destacando la incorporación de Pere Pi, un talentoso piloto de motocross que rápidamente se convirtió en una figura clave en la marca. Con una Brío 110 adaptada, Pere Pi compitió en el I Moto-Cross Internacional de Barcelona en 1960. Aunque no pudo ganar debido a las limitaciones de su motocicleta, al año siguiente, con una moto diseñada específicamente para motocross, logró varias victorias, incluyendo el II Moto-Cross Internacional de Barcelona. En 1961, Pi ganó los Campeonatos de España de 125cc y 250cc, repitiendo en 1962.
El 5 de septiembre de 1961, Montesa colocó la «primera piedra» de su nueva fábrica en Esplugues del Llobregat, diseñada por los arquitectos Correa y Milá. La actividad en esta moderna instalación comenzó en 1962, y la inauguración oficial tuvo lugar en abril de 1963.
Simultáneamente, Leopoldo Milá desarrolló el proyecto Impala, sometiendo a los prototipos a pruebas extremas. Se organizó una expedición en moto desde Ciudad del Cabo hasta El Cairo, donde tres prototipos del modelo Impala recorrieron 20,000 kilómetros en 100 días. Esta travesía confirmó la calidad del diseño y la Impala se convirtió en un éxito técnico y comercial, obteniendo el premio ADI-FAD al mejor diseño industrial en 1962. La fábrica de Esplugues, con 460 empleados, producía más de 11,000 unidades al año, incluyendo modelos como la Impala, Impala Sport, Comando, y versiones de motocross principalmente para la exportación. También se introdujo el innovador scooter de 4 tiempos, Montesa Microsooter.
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